Por Gerardo Gómez Yillen, Director General de OBTec
El talento es el motor de toda empresa, y su preservación se ha convertido en un arte que requiere más que buenas intenciones. En un mundo donde los detalles marcan la diferencia, los viajes emergen como una herramienta estratégica no solo para motivar, sino para transformar la experiencia laboral de nuestros equipos.
Actualmente, enfrentamos un panorama laboral único, donde conviven múltiples generaciones: Boomers, Gen X, Millennials, Centennials y, en unos años, la Generación Alpha. Cada una de estas generaciones tiene una percepción distinta del bienestar y de lo que significa ser valorado en el trabajo. Este es un reto monumental para los departamentos de Recursos Humanos, que deben encontrar formas de conectar y satisfacer a una fuerza laboral tan diversa. En este contexto, los viajes se revelan como una herramienta universalmente atractiva. Ya sea un boomer que busca la tranquilidad de un retiro, un millennial que prefiere aventuras en destinos exóticos, o un centennial que valora las experiencias inmersivas en cultura y tecnología, los viajes pueden ser personalizados para resonar con cada individuo, transformando así la experiencia laboral en una que es inclusiva y enriquecedora para todos.
Recuerdo muy bien una plática con el director de una empresa agroindustrial en el Bajío. Habían tenido un año de logros excepcionales, esta empresa optó por celebrar de una manera única: un viaje inesperado para su equipo a la Riviera Maya. Más allá de las playas y el sol, lo que realmente trascendió fueron los lazos que se fortalecieron y la renovada energía con la que cada colaborador regresó. "Gerardo, este viaje ha redefinido nuestra visión de equipo. Estamos viendo cómo la colaboración y el compromiso están alcanzando nuevos niveles," me compartió el director de la empresa. El resultado, una notable disminución en la rotación y un incremento en la productividad.
Los colaboradores de alto nivel, conscientes de su valor y aportación a la empresa, a menudo saben que para aumentar su compensación y crecimiento profesional necesitan buscar nuevas oportunidades cada ciertos años. En este contexto, los viajes como recompensa no solo se convierten en un atractivo beneficio, sino en una declaración potente de cuánto valora la empresa su permanencia y dedicación.
Pensemos por un momento: ¿Quién no aprecia un viaje a la playa, a otro país, a un lugar de descanso, una ruta por nuevos lugares, o incluso aquel viaje en el que asistió al concierto más memorable de su vida? Los viajes no son solo desplazamientos; son experiencias que enriquecen, que quedan grabadas en nuestra memoria y que, muchas veces, definen momentos cruciales de nuestras vidas. En este sentido, ofrecer viajes como parte de los beneficios a nuestros equipos no solo es un gesto de reconocimiento, sino una inversión en su bienestar y felicidad.
En OBTec, somos conscientes de que cada organización tiene sus retos únicos, por lo que ofrecemos paquetes completamente personalizables. Esto garantiza que cada viaje no solo sea un momento de descanso, sino una extensión de los valores y objetivos de tu empresa.
Además, los beneficios de estos viajes van más allá de lo emocional y lo social; son estratégicamente ventajosos desde el punto de vista financiero. Los gastos en viajes de incentivo pueden ser deducibles fiscalmente, permitiendo que esta inversión en bienestar también sea una decisión acertada para la salud financiera de la empresa.
La nueva era empresarial requiere de líderes que entiendan que invertir en la felicidad y estabilidad emocional de su equipo es tan crucial como cualquier otra inversión operativa o tecnológica. Te invito a considerar cómo un ajuste en tu enfoque hacia los recursos humanos puede resultar en cambios significativos en la satisfacción y lealtad de tu equipo.
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